jueves, 25 de enero de 2007

Sagitta

“Está cayendo la lluvia sobre el parabrisas.
Con persistencia.
Binomios híbridos de gran ciudad.
Atasco de tensiones.
Ahora eres una persona que lee estas líneas y que desconoce casi todo de lo que puede ir escrito en la siguiente.
Como yo desconozco lo que sientes al haber leído la línea previa.
Y la lluvia del parabrisas me recuerda aquella mampara de aquel baño.
En el que por devoción a mi sumisa, le construí su Venecia particular.
Gotas sobre la mampara del baño, gotas de lágrimas desdibujadas por una dicha.
Al dueño del vehículo que me precede, no puedo explicarle lo que es una Liturgia que nos juzgarán patológica.
Su parabrisas le abstrae quizá a otras preocupaciones.
A otros lugares.
Pero no a aquella Venecia de aquella noche.
Aquella madrugada, ya cercano el amanecer y cuando yo ya había dormitado alguna hora de sueño, ella quebrantó la orden y, temblorosa, casi temblando de frío, me despertó.
Con un espeso silencio.
Un silencio inerte.
Que se rompió.
Cuando me pidió encarecidamente que le permitiera salir del agua, puesto que, tras las horas, había quedado fría.

Y grabadas quedaron las dos imágenes.
Grabadas.
Con persistencia.

La de su mirada en la penumbra de la habitación.
Y las gotas que formaban el mosaico sobre la mampara. ”

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